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1 oct 2008

La adicción a Internet podría ser declarada una enfermedad mental

La mayoría de las adicciones que sufrimos los humanos tienen nombre, están registradas en un libro de desórdenes mentales y tienen tratamientos establecidos que pueden ir desde sesiones psicológicas a medicación o internación. Hasta el momento, la adicción a Internet y móviles se mantiene fuera de esta estructura, pero el Dr. Jerald Block - psiquiatra en la Universidad de Oregon de Salud y Ciencia en Portland - urge a que este problema se tome en serio.

Hace un tiempo consideramos en NeoTeo hasta qué punto el uso de Internet es una afición o adicción. El Dr. Block destaca que toda adicción que prive a su víctima de actividades básicas como comer y dormir debe ser tratada en tiempo y forma. Si una persona experimenta ansiedad, reacciones impulsivas, retraimiento, enojo o angustia por no poder conectarse a Internet y posterga el cuidado básico de su cuerpo por participar compulsivamente en la red, tiene una clara adicción. La editorial publicada por el Dr. Block en la revista American Journal of Psychiatry dice que el envío excesivo de correos electrónicos, mensajes de texto o tiempo de juego online es un desorden compulsivo-impulsivo normal y que el 86% de los adictos a Internet tienen otras formas de enfermedad mental.

Block comenta que el fenómeno debería ser incluido en el Manual de Diagnóstico y Estadística de Desórdenes Mentales. Y el terapeuta John Macdonald (del centro de Adicción y Salud Mental en Toronto) reconoce que el uso de ordenadores es problemático si empieza a afectar las vidas de las personas. En Corea del Sur han muerto 10 personas en cyber cafés por problemas cardiopulmonares y su gobierno ya está dedicado a tratar las adicciones a Internet.

Mientras hay quienes piensan que la cuestión todavía no está lo suficientemente madura para determinar cuándo el uso del ordenador pasa de normal a patológico, otros consideran que escapar de la realidad a través de una pantalla no es muy distinto a hacerlo con alcohol o drogas.






Para triunfar en la vida, no es importante llegar el primero. Para triunfar simplemente hay que llegar, levantándose cada vez que se cae en el camino.