LOS DUENDES
Existen muchas clases de duendes. Son esos seres diminutos que, según el folklore popular, viven entre las flores, de los bosques, y no hay que confundirlos con los gnomos, porque los duendes tienen poderes mágicos como las ninfas o las hadas.
El color de su piel puede variar: los hay azules, verdes y rojos, pero los más frecuentes son los que se parecen al hombre, aunque muchísimo más pequeños. Sus casas son a menudo grandes setas , y es muy difícil localizar donde se encuentran sus diminutos poblados. Diminutos en cuanto al tamaño de sus viviendas, pero no en población, porque a los duendes les encanta vivir en comunidades grandes.
Si quieres buscarlos no es sencillo, pero tampoco imposible; porque al igual que las hadas o las ninfas, sienten debilidad por los niños, porque en el fondo ellos son niños, y es fácil encontrarlos si conservas esa chispa de niñez en tu interior, esa luz de inocencia y fantasía; entonces puedes llegar a verlos y disfrutar de su compañía y sabiduría. Los duendes son seres mágicos y les gusta transmitir y enseñar su magia, pero para que ello suceda, debes ser de corazón puro y noble.
EL HOMBRE, LOS MITOS, LOS DIOSES...
Un escritor británico señaló en uno de sus libros: "Toda la naturaleza está llena de gente invisible. Algunos de ellos son feos y grotescos, otros malintencionados o traviesos. Muchos tan hermosos como nadie haya jamás soñado... y los hermosos no andan lejos de nosotros cuando caminamos por lugares espléndidos y en calma..."
"Todo está lleno de dioses", decían a su vez los antiguos griegos, para quienes la Naturaleza, la Physis, estaba animada en todos sus rincones por espíritus y deidades, teniendo una comprensión holística (global) del organismo vivo que era la Tierra (Gea, la Gran Madre), teoría recientemente resucitada por grupos ecologistas como la "hipótesis Gaia", en la que el hombre está plenamente integrado con el resto de la vida natural, en lugar del abierto enfrentamiento que se da actualmente en nuestra cultura, amenazando con acabar no sólo con la naturaleza sino con el propio hombre. Eso, claro, si la naturaleza no acaba antes con nosotros...
Pues bien: para los griegos el hombre, parte del mundo natural, tenía un trato familiar con aquellas fuerzas que animaban y representaban los elementos, la tierra, el agua o las plantas. Prácticamente existe un mito para cada planta, río, fuente, bosque y rincón de las tierras helenas. En las idílicas llanuras de la Arcadia los mortales avistaban sin mayor dificultad a Faunos, Silvanos y Silenos, los espíritus animales guardianes de los bosques que la tradición ha consagrado con cuernos y cuartos traseros de cabra. Es su patrón Pan, a quien sin duda todos hemos visto representado tocando su flauta, la siringa, música ensoñadora que Debussy tan bien reprodujo en su "Preludio a la siesta de un Fauno"...
Desde los inicios de la historia conocida, los seres diminutos o gnomos han ocupado una posición importante en las culturas populares del mundo. En otro tiempo, cuando todo árbol tenía un nombre, cuando cada siervo era reconocido individualmente, los gnomos progresaron y se multiplicaron en el campo y en las aldeas. Se les conocía y nombraba por su nombre propio y eran numerosos y muy poderosos, jugaban un papel muy importante en la vida cotidiana. En aquellos tiempos, los hombres no se consideraban los dueños absolutos de nuestro planeta. El mundo estaba poblado no sólo por los humanos sino también por los gigantes, dioses, monstruos, fantasmas , espíritus y elfos, mucho de ellos tan listos, poderosos y fuertes como el mismo hombre.
Con la difusión del Cristianismo, la creencia en los espíritus y en los "falsos" dioses fue desapareciendo, pero a pesar de todo ellos siguieron teniendo contactos con los humanos. Los elfos son espíritus tristes, vengativos, pesados, bromistas o llenos de odio, dependiendo de las circunstancias, polifacéticos como la propia naturaleza. Se les considera una 'fauna psíquica' que toma multitud de formas, apareciendo como bellezas iridiscentes, o como ancianos jorobados, como cabras , langostas, gatos, piedras, plantas , incluso como ráfagas de viento. Alcanzan medidas que van desde la talla de un hombre hasta la pequeñez de algunos que pueden esconderse tras una brizna de hierba.
Generalmente no están sujetos a las leyes materiales de nuestra existencia y a veces poseen la virtud de viajar instantáneamente a través de las dimensiones y desaparecen de repente. Debido a estas propiedades y características ha sido siempre difícil para los hombres poder ver a los elfos. Los niños poetas, los videntes, los curanderos, los magos, los alquimistas, o los que están dotados con el llamado 'Tercer Ojo' y están en paz con su entorno natural, han sido quienes históricamente han tenido más oportunidades de entrar en contacto con los gnomos y demás elfos. Los relatos de estos encuentros fueron al principio transmitidos por la tradición oral. Las drogas alucinógenas o venenosas, junto con complicados rituales de iniciación y experimentación, llevan mucho tiempo siendo usadas para facilitar la comunicación con los elfos y otros seres fantásticos; pero todas las descripciones coinciden en que el principal requisito previo para poder verlos es poseer una cierta afinidad emocional, algo así como un parentesco de sangre con ellos. Sin embargo, las relaciones sexuales o de otra clase con los elfos se han descrito como muy difíciles de mantener, debido a la existencia de numerosos tabúes.
Sólo a partir del siglo XIX se empezaron a transcribir narraciones de las historias orales más antiguas y a dejarse constancia de ellas mediante la escritura, y así se han conservado. Ahora que los gnomos se han retirado y retraído ante el hombre, a causa de sus ciudades ruidosas y contaminadas y de todo el daño que los humanos causan a la Naturaleza, aún es más difícil establecer contacto con ellos. Muchos relatos de encuentros recientes son tan fragmentarios que fácilmente se olvidan y quienes se encuentran realmente con un elfo, se inclinan a creer que su experiencia fue tan sólo una quimera o que la imaginación les jugó una mala pasada.
MAS SOBRE DUENDES
Es algo difícil tratar de explicar, o hablar sobre seres que no son espíritus, ni ángeles, ni humanos, pero, que, sin embargo, tienen algo de todos ellos y mas. Podemos darle el nombre genérico de elementales, espíritus de la naturaleza. Todo ellos habitan el Mágico Mundo de las Hadas.